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Cuaderno Número: 5 


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Implicaciones del antecedente 
indígena en el acontecimiento 
guadalupano 

(V su olvido en la migración del 
símbolo al cobijo de la nación 

mestiza) 




























Implicaciones del antecedente 
indígena en el Acontecimiento 
Guadalupano 

(y su olvido en la migración del 
símbolo al cobijo de la nación 

mestiza) 


Ramiro Alfonso Gómez Arzapalo Dorantes 







Cuadro de Concha Nácar. Detalle. Museo de Arte Popular. CDMX. Fotografía de José Ramiro Gómez Arzapalo Lozano 




CDMX, 2018 

D.R. Ramiro Alfonso Gómez Arzapalo Dorantes 
Hecho en México 
















Implicaciones del antecedente 
indígena en el Acontecimiento 
Guadalupano 

(y su olvido en la migración del 
símbolo al cobijo de la nación 

mestiza) 




Presentación: 


Consideraciones Histórico-Culturales en la 

REFORMULACIÓN DE LA VIRGEN DE GUADALUPE COMO SÍMBOLO 

Religioso Nacional Mexicano: Etnicidad, Identidad y 

Conflicto 

La Virgen de Guadalupe en México contemporáneo es un símbolo 
religioso muy complejo dadas las transiciones que a lo largo de la 
historia ha acompañado en los movimientos sociales que configuraron 
este territorio que pasó de ser predominantemente indígena en el s. 
XVI a una nación mestiza Occidental en el s. XIX, que ha luchado 
desde entonces por integrarse a los parámetros que el Occidente 
impone en cuanto a globalización, economía, educación, comercio, 
política, etc. En este sentido, la imagen de la Virgen de Guadalupe ha 
acompañado estos diferentes momentos históricos y necesariamente 
se ha reformulado su sentido en los cambios de una fase a otra. 
Además, dada esta peculiaridad, no es solamente un símbolo religioso 
católico, sino también un símbolo de identidad nacional que el Estado 
no ha dejado pasar desapercibido. Todo esto debe contextualizarse en 
el complicado entramado social de lo que ahora es México en cuanto a 
su inherente e innegable diversidad y pluralidad cultural, lo cual hace 
este campo social muy fértil a la desigualdad, la discriminación, las 
distinciones y también formas muy diferentes de existencia social 
dentro de un mismo territorio compartido (o disputado) como espacio 
físico pero a la vez significado muy diferentemente desde el ámbito 
simbólico. 


7 



Implicaciones del antecedente indígena en el acontecimiento guadalupano 


Así pues, en este cuaderno número 6 de la Colección: 
Cuadernos de Aportes desde el Aula del Proyecto Editorial: Senda 
Libre, nos congratulamos en presentar un esfuerzo incipiente que 
pretende ser un pequeño aporte sobre el cual se puedan verter 
posteriormente mayores reflexiones y trabajos de más largo alcance. 
En este sentido, reiteramos, el alcance de este cuaderno es muy 
limitado y pretende más bien ser un semillero que encuentre en futuras 
interacciones campos más fértiles y propicios para extender nuestra 
reflexión al respecto. Aún así no quisimos dejar pasar desapercibida 
esta oportunidad que se materializó en este pequeño compendio. 
Además de que la parte de exposición oral de estos temas ya lleva 
varios años ensayándose desde el 2010 en el Diplomado: Santa 
María de Guadalupe en la Historia y la Teología, en las asignaturas 
Presupuestos culturales, históricos e identitarios en torno al origen del 
acontecimiento guadalupano y la de La divinidad, la religiosidad y la 
teología en México antiguo, y ahora en el Diplomado en torno al 
Acontecimiento Guadalupano, con la asignatura: Antecedentes 
históricos y culturales indígenas del Acontecimiento Guadalupano. 
Además de algunos artículos 1 escritos y otras interacciones 


1 Como: Ramiro Gómez Arzapalo, "La Virgen de Guadalupe en México: transiciones de lo popular a lo 
dogmático"en: Revista Vida Pastoral, México, Editorial San Pablo. Año XLII, No. 254 , Enero-Febrero de 
2017 , pp. 46 - 53 ; Ramiro Gómez Arzapalo, “De Dioses perseguidos a Santos sospechosos. Procesos de 
reformulación simbólica en la religiosidad popular indígena mexicana”, Gazeta de Antropología, Universidad 
de Granada (España), No. 27 / 2 , (segundo semestre de 2011 : julio-diciembre), artículo num. 29 . Publicación 
en línea: http://www.ugr.es/~pwlac/G27_29Ramiro_Gomez_Arzapalo.html; Ramiro Gómez Arzapalo, 
“Procesos de identidad y diferencia en las dinámicas religiosas populares. La Iglesia en contextos sociales 
diversos y la construcción de los ámbitos ellos-nosotros” en: Ramiro A. Gómez Arzapalo D. (Coord.), 
Identidad y pertenencia al abrigo de la devoción. Aportes para el estudio de la Religiosidad Popular, 
México, 2017 , UIC, pp. 37 - 72 . Disponible en línea: 

http://nebula.wsimg.eom/3 1 d8c46746e00f9ebfe 1 c8e93b2160e3 ? AccessKeyId=43C03C A1264B4C15147D& 
disposition=0&alloworigin= 1 







Ramiro Alfonso Gómez Arzapalo Dorantes 


académicas, pero no nos habíamos dado la oportunidad de empezar a 
coleccionar por escrito éstas reflexiones. 

Es algo muy interesante que el vínculo al origen indígena del 
llamado acontecimiento guadalupano se desdibuje en la actualidad 
hasta casi borrarse. Al menos así se percibe en el complejo del 
santuario, siguiendo las leyendas para la memoria pública de los 
edificios allí erigidos. Pareciera como si hubiera ciertos momentos 
difíciles de nuestra propia historia que sería mejor olvidar, al menos no 
hablar de ellos, no hacerlos patentes, simplemente dejarlos ir y tender 
un velo de silencio sobre ellos. En este sentido, llama poderosamente 
la atención la ausencia a cualquier referencia al previo del Tepeyac 
como lugar de culto prehispánico. Especialmente en lo que toca a la 
“iglesia del cerrito” que es donde estuvo el teocalli de Tonantzín, tan 
importante que tenía su propia calzada de comunicación al corazón de 
México-Tenochtitlán (hoy Calzada de Guadalupe). Indudablemente 
estos silencios no son fortuitos sino intencionales y tienden a la 




La Iglesia del Cerrito, en lo alto del 
Cerro Tepeyac y las dos placas que 
están colocadas a ambos lados de 
la entrada. 

Fotografía del autor. 






Implicaciones del antecedente indígena en el acontecimiento guadalupano 



EN 1660 CRISTOBAL De AGUIRRE Y TERESA PELEGRINA 
MANDARON CONSTRUIR UNA PEQUEÑA CAPILLA 
EN ESTE LUGAR. PARA CONMEMORAR LAS TRES 
APARICIONES DE NTRA. SRA. A JUAN DIEGO. 

AL PRINCIPIO DEL SIGLO XVIII EL P. JOSE DE MONTUFAR 
CONSTRUYO UNA MAYOR CON CASA DE EJERCICIOS 
Y UN PEQUEÑO PANTEON. 

LA FACHADA DE ESTA CAPILLA, LA VELA DEL MARINO 
Y LA PRIMITIVA ESCALINATA ORIENTE FUERON DISEÑADAS 
POR EL ARO. FRANCISCO GUERRERO Y TORRES. 

1970 AÑO DEL ENCUENTRO GUADALUPANO 


* Parte posterior de la basílica 
antigua, de frente se aprecia 
la calzada de Guadalupe, que 
conserva la traza de la 
antigua calzada que unía el 
Templo Mayor de 
Tenochtitlán con el Teocalli 
de Tonantzín en el Cerro del 
Tepeyac, desde donde se 
tomó esta fotografía por el 
autor de este texto. 


EN LAS INMEDIACIONES DE ESTE LUGAR, AL AMANECER 
DEL SABADO 9 DE DICIEMBRE DE 1531, LA MADRE DE DIOS 
HABLO POR PRIMERA VEZ CON JUAN DIEGO. 

POR LA TARDE. ESE MISMO DIA, Y AL ATARDECER DEL 
DOMINGO 10 DE DICIEMBRE, NUEVAMENTE HABLO CON EL 
EL DIA 12 DE DICIEMBRE POR LA MANANA, JUAN DIEGO 
RECOGIO DE ESTE SITIO LAS ROSAS DEL MILAGRO. 
1970 AÑO DEL ENCUENTRO GUADALUPANO 












Ramiro Alfonso Gómez Arzapalo Dorantes 



Mapa de Upsala, 1550. He destacado sobre el mapa el cerro del Tepeyac y la calzada de 
Guadalupe, así como Cuautltlán que es de donde vendría Juan Diego hacia la doctrina en 
Santiago Tlatelolco. Para ver el mapa completo desde el portal de la Biblioteca digital 
Mundial, dirigirse a: https://dl.wdl.org/503/service/503.pdf 


configuración de una identidad mestiza consagrada en su estado 
actual sin entrar a los difíciles pormenores de su constitución histórica. 

Para el Estado tiene que ver con esa cuestión de identidad 
nacional donde la hibridación es nuestra génesis, pero no interesa 
ahondar en los pormenores, es decir, somos lo que somos a partir del 
momento en que lo somos en una visión ahistórica. Para la Iglesia, es 
mejor no poner en tela de juicio la pureza del cristianismo adoptado en 








Implicaciones del antecedente indígena en el acontecimiento guadalupano 


esta nueva tierra, inmiscuyendo conflictivos procesos histórico- 
culturales como el del sincretismo que pudieran mancillar la propuesta 
universal cristiana en las reformulaciones locales. 

De esta forma, la migración del símbolo religioso de la Virgen de 
Guadalupe de un mensaje a un pueblo indígena (cuando aún no 
existía el mestizaje, al menos no como un sector social bien 
diferenciado) hacia la maternidad de una nación mestiza en el s. XIX, 
incluye en su complejidad social elementos de etnicidad, 
discriminación y la otra cara de la moneda de la identidad: la 
exclusión. 

Sabemos que el culto guadalupano es muy temprano en la 
fusión de horizontes culturales en lo que hoy es México, éste se ha 
documentado desde 1555-1556, pero la primera historia de las 
apariciones, escrita en español por el sacerdote Miguel Sánchez, data 
de 1648. El hueco en esta parte inicial del culto y su sistematización 
doctrinal jerárquica ha despertado siempre fuertes sospechas acerca 
de su veracidad histórica, proponiendo más bien una invención 
posterior manipulada por la jerarquía eclesiástica que hunde sus 
raíces al momento primero de la evangelización para legitimar esos 
difíciles orígenes del cristianismo en territorio indígena. De esta forma, 
por ejemplo, tenemos las Conclusiones de Joaquín García 
Icazbalceta al arzobispo Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos en 
1883: 

Católico soy, aunque no bueno, limo. Sr. Y devoto en cuanto puedo, de la 
Stma. Virgen: a nadie querría quitar esta devoción: la imagen de Guadalupe 
será siempre la más antigua, respetable de México. Si contra mi intención, 
por pura ignorancia, se me hubiese escapado alguna palabra o frase 
malsonante, desde ahora la doy por mal escrita. Por supuesto que no niego 



Ramiro Alfonso Gómez Arzapalo Dorantes 


la posibilidad y realidad de los milagros: el que estableció las leyes, bien 
puede suspenderlas o derogarlas; pero la omnipotencia divina no es una 
cantidad matemática o susceptible de aumento o disminución y nada le atañe 
o le quita un milagro más... 

De todo corazón quisiera yo que uno (milagro, la Aparición) tan honorífico 
para nuestra patria fuera cierto, pero no lo encuentro así; y estamos 
obligados a creer y pregonar los milagros verdaderos, también nos está 
prohibido divulgar y sostener los falsos [.. .f 


Sin embargo, no podemos dejar de lado referencias tan 
tempranas al culto en el Tepeyac a la advocación de Guadalupe (por 
supuesto que relacionada con Tonantzín) como las de Fray Bernardino 
de Sahagún cuando apunta sus sospechas al culto del Tepeyac, 
porque los indios acudían en masa y de buena gana desde lejanas 
tierras, cuando en todas partes -habiendo otras iglesias de Ntra. Sra.- 
no acudían a ellas y sólo a esta: 


Joaquín García Icazbalceta, Investigación histórica y documental sobre la aparición de la Virgen de 
Guadalupe de México , Ediciones Fuente Cultural, México, 1952, p.69. 




Implicaciones del antecedente indígena en el acontecimiento guadalupano 


^Cercci de\csmon¡tsja\¡ í* ’y^esftt de nía JtiiSra. dtgua 

lucateS tiende te folian hatct, •}* , raniien la Maman Junan 

]olemneí factifdos-.^ue 've *.hmaJa ocasión M*¡ fM; 

>n aeUos Amuij Uxas -femó*, -L jX Uanu¡n J h „ mitin & 

,'T)n 0 es, aq^amntxiro^an V4~ anacJÍ ¿, c ft„ junJaaon, 

.^efía nmmonkrjHo.qWctítfjrw. no/e_/nle 

^^dcac.'^XjloS csj>nnc' u’t UamtxnTe tao f L Jjemos cittfo ,/jucei'uo 
^^itjUa^aoom f<? Ilatna^tíia /c felo Jipnj futi difayumera imfo 
Maúadatope. ¿neñ* lapat k r lvnan'h¡n anlpuc* 

j 1 a n r^rikmijlo de Aleadlo } afama A 5 ?*? qvzfeddva. ^m£diaxy ( 
S Mosdieses <qv Ja Ha,ver,arrio ^£wúo nomine Mar™ 

r 'nt<in t)uíC{iL\eie elegir ,n?a t tía &«,.,< ,íf 

J >n H. l ’ l f X.- v n *smJ/no JioseynarmirttfcK 

r <a\h hait an murfw^w/iaa V ^^hnfzndon fetenjeex, 
^níXcUfhaA/o^a^vcnfancL ?***'paliar la y dolaría, Je . 
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Ic mj' fisxras. cmt}a hrianfcin t íoni o 

anfiotut?ncnk . 

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acora que. efeo, aUi <¡c fifi fcC 

El texto dice lo siguiente, ya tomado de la versión de Porrúa en 
español contemporáneo: 


Cerca de las montañas se localizan tres o cuatro lugares en los que ellos 
solían ofrecer solemnes sacrificios, y a los cuales llegaban en peregrinaje 




Ramiro Alfonso Gómez Arzapalo Dorantes 


desde los más remotos lugares. Uno de esos lugares está aquí en México. 
Es una pequeña colina llamada Tepeyac... ahora conocida como Nuestra 
Señora de Guadalupe. En este mismo lugar tenían un templo dedicado a la 
madre de los dioses, a quien llamaban Tonantzin, que significa “Nuestra 
Madre”. Allí se realizaban numerosos sacrificios en su honor... a los 
festivales asistían hombres, mujeres y niños... Las multitudes invadían el 
templo en esos días. La gente decía: “Vamos a la fiesta de Tonantzin”. Hoy 
la iglesia edificada allí está dedicada a Nuestra Señora de Guadalupe, a 
quien ellos llaman también Tonantzin, imitando a sus prelados, que decían: 
“Nuestra Señora Madre de Dios, Tonantzin”[...] Así que vienen desde muy 
lejos a visitar a esta Tonantzin tanto como antes; encontrándonos con que 
esta devoción es sospechosa, ya que en todas partes hay numerosas 
iglesias dedicadas a Nuestra Señora que ellos no visitan; sino que vienen 
desde los más remotos lugares precisamente a éste . 3 


Preferí dejar las imágenes del texto original de Sahagún en 
primera instancia como dato 
curioso, están disponibles en la 
Biblioteca Mundial Digital en la 
siguiente liga que conducirá al lector 
interesado directamente a la página 
indicada para poder verlo tanto en 
su versión española como náhuatl: 

Así pues estamos frente a un culto problemático que se inició en 
un contexto sumamente caótico y que no pongo en duda su existencia 
desde los primeros momentos del encuentro en una fusión de 
símbolos donde no imperó exclusivamente la imposición española sino 
que fue igualmente decisiva la imaginación, creatividad y habilidad 
indígena para lograr un cristianismo que culturalmente les resultara 


iclas a!tmía 

A ítelrtroon»ti,<U| thtisq 
Ui t AonJk st ¡c lian hnct¡ 
Unvy/actifdir^jut 've 
•U« .kmiflf lt xas -harta*, 
ie -Lfbt CJ, aq «/i nu xi cú, <ton 
'a •"Vin rnonkjliío, <¡utJcUom/t, 
'ól/i Unmanlt 
mm Ir I 


'afana 

njl/fC, rrtjmlulflíju' r ir apuio 

ti T V(lJ>tdu 4 tg¡Ú:cfHc/u*jU/Mc 
ic/tfitif >ufdUCc6f>>in AUCóA A* 
püJ. mon/fumfrcac mjpjv ,1 

ijj uhn l. (>tv»ipnJr j colarte «hae 
iqUa^uwm Ja llama, rúa fr fj 1 /ift/fi. r; IVA VCiifptl# 

'IT k MHf/tic. 

ífcdj/a.ie.aWma t Oho»i»*»k 

ti l motad/epe 

hJarftfi. mpanwKfttti, >np. 
húi. yJvcJp/t 

(¡ 'VdpafopJs: ryúpd? fc/'d/Mi 
p/iMll-a, s/.sVflM . 


ama 

k.rtUi haíian miuhcs Jaetifiaos 
na AtfliX <liota,^venjan a. 
i Jemal ítíT/cynle Uguaid» 
a* C fias tomatttxt Jame. r/Ya-y 
>)un mutlia* ejsttxJaipv«njá‘ 
mi tti Pf m upe xa. rf rrrctttf, aj me 
* iu(las -fiYff.w cm£ian,ff a»n 


3 Fray Bernardino de Sahagún, Historia General de las Cosas de la Nueva España. México, Porrúa, 1992, p. 







Implicaciones del antecedente indígena en el acontecimiento guadalupano 


significativo. Si en ese momento inicial la Iglesia despreció este culto, 
fue mantenido, patrocinado y custodiado por los mismos indígenas 
hasta que les fue incautado por la oficialidad siglos después. 

En este mismo sentido figura el Texto: “Gran milagro de la 
aparición de la reina de los cielos, Santa María, nuestra querida madre 
de Guadalupe, cerca de la gran Ciudad de México en el lugar llamado 


Tepeyácac”, conocido también como 
Nican mopohua (Aquí se dice), que 
contiene en náhuatl la historia de las 
apariciones de la Virgen de Guadalupe, 
en la cima de la colina del Tepeyac, al 
indio Juan Diego, entre el 9 y el 12 de 
diciembre de 1531. Se le considera - 
con mucho-el documento principal en 
torno al culto a la Virgen de Guadalupe. 
La siguiente imagen religará al portal 
del documento en la Biblioteca Mundial 
Digital: 


® i 

NICAN 

MOPOHVA, 

MOTECPANA INQVENIN 

Y A NCVlCAN HVEITLAMAHVIqOLTICA 

MONEXITI ÍN^ENOJ/IZCA 1CHPOCHTLI 
SANCTA MARIA DIOS YNANTZlN TOqi- 
HVAP1LLATOCATZIN, ÍN ONCAN 
TEPEYACAC MOTENEHVÁ 
GV ADALYPE. 

Acattopa quimottititzino 

iru^chualtzintli itoca luán Diego; Auh ^atepan mo- 
ncxiti init'aco Ixiptlatzin ynixpan yancuican Obifpo 
D. Fray luán de Sumarraga. lhuan ínixquich tlama- 
huícolli ye quimochihuilia .—.• 

E ¡uh matlac xihuitl in opehualoe ín 
atl in tepetl México , ynyeomoman 
ín miel, in chitnalli, in ye nohuian 
ontlamatcamani ín ahuacan, intepc- 
T huacan; in macaban yeopcuh, yexo- 
tía, ye cueponi intlaneltoqoiliztlíf 
íniximachocatzin ¿nipalrcmohuani 

nellí Teotl DI O S. In hue! iquac ¿nípan Xihuitl mili 
y quinientos, y treinta y vno, quiniuh iquezqui ’ u,oc 
ín mctztlj Diciembre rnochiuh oncatca ^e ma^c ua 
A tzintlt, 



Así pues, lo que proponemos es un ángulo de lectura histórico- 
crítico, basados en los documentos disponibles, pero también - 
atendiendo a la perspectiva etnohistórica- considerar a los que vivían 
fuera del margen y que fueron los depositarios originales de este 
mensaje: los indígenas. Si ellos eran despreciados en aquél momento 
inicial de la Colonia, ¿por qué sorprenderse de que el culto a 
Guadalupe lo fuera también? Compartió el desdén, sospecha y 


O 





Ramiro Alfonso Gómez Arzapalo Dorantes 


desconfianza que las costumbres, tradiciones y cultura indígena 
provocaban en los españoles. 

Todo el complejo simbólico, literario y religioso circundante al 
llamado Acontecimiento Guadalupano reitera un contexto cultural 
indígena, empezando por el lugar sagrado del Tepeyac, donde había 
un Teocalli dedicado a Tonantzín, la madre de los dioses. En este 
sentido, es muy pertinente recordar que -de acuerdo al relato del 
Nican Mopohua- (recopilación de una tradición oral previa), Juan 
Diego venía de Cuautitlán a la doctrina de Tlatelolco, lo cual ya da 
ciertos datos a considerar: la posición social de Juan Diego era la de 
un indígena con ciertos privilegios, pues era admitido a la doctrina de 
Santiago Tlatelolco, cuna del primer laboratorio intercultural en estas 
tierras, donde en el Colegio de la Santa Cruz se elaboró la 
monumental obra de Sahagún. Este lugar no era para cualquier 
indígena, se reservó para hijos de nobles indígenas y sobrevivientes 
claves que tenían un conocimiento profundo de la cultura náhuatl. 
Juan Diego no asistió a la doctrina ni a Cuautitlán (su pueblo) ni 
tampoco a Tultitlán, aunque aparecen registradas ambas iglesias en el 
Mapa de Upsala, sino que se trasladaba hasta Tlatelolco porque era 
un privilegio al que tenía acceso y lo utilizó. 

De acuerdo al mapa de Upsala, pudo haber tomado también 
para el efecto, la ruta de la calzada de Tenayuca (hoy Calz. Vallejo) 
que unía el teocalli de Tenayuca con Tlatelolco y Tenochtitlán, sin 
embargo no lo hizo y tomó precisamente la ruta de la cordillera del 



Implicaciones del antecedente indígena en el acontecimiento guadalupano 


Tepeyac. En el momento de las apariciones (de acuerdo al Nican 
Mopohua) Juan Diego venía atravesando la cordillera del Tepeyac, 
precisamente para tomar la calzada que lo llevaría a Tlatelolco... hay 
que preguntarse acerca de ¿por qué eligió esa ruta? En todo caso 
había otra alterna, pero no tomó aquella sino ésta... ¿acaso fue para 
que se cumpliera lo que estaba escrito ? Porque si se le aparece la 
Virgen del otro lado, no hubiera significado gran cosa. 

Tomar en cuenta estas consideraciones me parece no pone en 
tela de juicio el hecho de que la Virgen de Guadalupe se erigiera como 
referente cristiano privilegiado en la evangelización temprana de los 
indios. A no ser que se tome como amenaza a una fe inamovible y 
centrada en absolutos carentes de trasfondo histórico que pretenda 
que los propios símbolos son inamovibles en todo contexto cultural y 
en toda época histórica, sin movilidad ni cambio posibles. 

El culto a Guadalupe en el cerro del Tepeyac es un culto que 
inició muy cercano a los indígenas, significado, valorado y mantenido 
por ellos mismos, a pesar de las desaveniencias con la parte 
eclesiástica oficial que tardó en incorporar este culto a sus filas una 
vez que constató su innegable utilidad para sus propios fines. En los 
juegos implícitos en este tironeo histórico entre lo popular y lo oficial, 
se dibujan nuevas fronteras de lo profano y lo sacro, de lo aceptable y 
lo repudiable, mostrando que la migración de lo popular a lo oficial 
corresponde a momentos históricos concretos donde el contexto 
particular nos recuerda que en la pedagogía catequética las 
transiciones entre el rechazo y la aceptación suponen una interacción 
social permeable entre lo oficial y lo popular. 




Ramiro Alfonso Gómez Arzapalo Dorantes 


Esta hibridación, síntesis simbólica, sincretismo o como se le 
quiera llamar, es donde radica el verdadero milagro guadalupano: un 
ejemplo concreto de encarnación, que a fin de cuentas posibilita la 
interacción del pueblo con Dios. De allí en fuera, lo que pueda ser 
dicho acerca de los estudios practicados a la tilma, no es objeto de la 
discusión temática propuesta en este cuaderno. Si Juan Diego existió 
o no existió como persona individual, no afecta en este sentido al 
hecho en sí mismo de esta encarnación del mensaje cristiano en 
Guadalupe, tal vez el personaje encarnó a una corporación de 
indígenas que cultivaron el culto en sus primeros años a contrapelo de 
las sospechas de los frailes. Es decir, tenemos que distinguir entre lo 
que es esencial y lo que es accesorio, el hecho histórico me parece 
radica en la irrupción de este culto en este territorio indígena 
colonizado, que -recordemos- pasaba por una fuerte crisis en el 
desmantelamiento de lo propio y la imposición de los nuevos dueños. 
Eso se da en medio de una sociedad colonial que no promueve en 
absoluto la igualdad, antes bien, enfatiza las diferencias culturales, 
siempre en detrimento de los grupos subordinados para garantizar la 
legitimidad y exclusividad en el acceso al poder, de allí la importancia 
de las castas en la Colonia, donde se pasa de un privilegio reservado 
al español a un privilegio reservado al mestizo (en la transición de la 
independencia). Así pues, Guadalupe surge en ese contexto cultural 
indígena, en un momento cuando el mestizaje aún no se consolidaba, 
es primeramente un símbolo religioso indígena que luego se 




Implicaciones del antecedente indígena en el acontecimiento guadalupano 


transforma a la par de la transformación de la configuración social de 
la naciente nación mexicana. 

En su génesis indígena, Guadalupe se convierte en la Virgen de 
los Indios , en contraposición de la Virgen de los Conquistadores, (La 
Virgen de los Remedios). No podemos obviar esta situación polarizada 
en el momento histórico donde se ubica la génesis del culto a la Virgen 
de Guadalupe en el Tepeyac, era un contexto caótico, terrible y muy 
inhumano: 

Todas estas disenciones... resultaban en grandes aflicciones, angustias, 
trabajos y daños de los indios, porque dondequiera que llegaban los unos a 
los otros, les comían los bastimentos, les llevaban con cargas de tres o 
cuatro arrobas a cuestas, los hacían mil fuerzas y violencias en las 
personas y hijos y mujeres{...} Sin temor de Dios ni mancilla destas 
inocentes gentes, los mataban y destruían por exquisitas y nuevas 
maneras de crueldad, y acaecía no muy raras veces, sino muchas y cada 
día, que por su pasatiempo asaeteaba el indio para probar si le pasaba con 
su ballesta, y hacían pasar un indio, para con su espada cortarlo por medio; 
pasaba el cordero y dábale un revés, y porque no le cortaba de un golpe, 
tornaba a hacer que pasase otro y otros, y así despedazaban cuantos se 
les antojaba, riendo. Si con la carga de cuatro arrobas que llevaban se 
cansaban, desjarretábanlos y echaban las cargas por sobrecargas a otros y 
también a las mujeres, las cuales, por no poder llevar la carga, darle de 
estocadas y echar la carga de aquella sobre las otras, y caer otra con la que 
llevaba, y luego también matarla; y otras execrables crueldades, que nunca 
fueron por hombres imaginadas . 4 

En este sentido, esa violencia ejercida contra los indígenas no 
quedó sin respuesta, obviamente, hubo reacciones por supuesto del 
lado de los pueblos indígenas, pero no lograron hacer un significativo 
contrapeso a la expansión omniabarcante del colonizador: 


4 Fray Bartolomé de Las Casas, Historia de las Indias, t. III, FCE, México, 1986. p. 163. 





Ramiro Alfonso Gómez Arzapalo Dorantes 


El señor de Magitlán (Mixixitlan), en las faldas del Cempoaltépetl, que es la 
cabecera de los mixes, se rebeló y mató ciertos cristianos e indios 
zapotecas. Y habiendo despoblado el lugar, andaba haciendo daño por la 
tierra. Seguíale el capitán Gaspar Pacheco con sus castellanos e indios 
amigos y prendió, acaso, a un indio mixe, esclavo del señor, a quien había 
enviado por espía a ver qué hacían los cristianos. 

Y habiendo confesado que se había hallado en la muerte de ciertos 
cristianos y que andaba con el señor, sirviéndole en los daños que hacía, le 
hizo proceso y le condenó a muerte. 

Y sacando los perros (es decir, amenazándole con ser aperreado), el 

capitán Gaspar 

Pacheco le ofreció de 
darle la vida y tenerle 
consigo si decía dónde 
estaba el señor, porque 
su intento no era sino 
atajar daños a los 
castellanos y a los 
indios de la tierra. 

Respondió el indio: que 
no lo diría, que hiciese 
lo que quisiese. 

Y después de muchas 
amonestaciones y 
promesas que no 
aprovecharon, mandó 
que le echasen los 
perros, los cuales 
llegaron y le asieron de 
los molledos de los 
brazos y de las piernas. 

El indio, sin quejarse, 
volvía a hablar a los 
perros, mirando a los 
unos y a los otros, 
decíales: Oatecanes, 

que significa: bravos, 
come bien, que así me pintarán a mí en el cuero del tigre y quedaré pintado 
por hombre bueno y valiente que no descubrí a mi señor. Y con gran ánimo 
hablando, lo despedazaron y comieron . 5 



BNF, ms. 374. MANUSCRITO DEL APERREAMIENTO 

(http://www.amoxcall¡.org.mx/codice.php?¡d=374) 


5 Antonio de Herrera, Historia General de los Hechos de los Castellanos en las Islas y Tierra firme del Mar 
Océano, tomado de: Miguel León Portilla, Literaturas indígenas de México, FCE, México, 1995. p. 160. 









Implicaciones del antecedente indígena en el acontecimiento guadalupano 


En este mismo orden de ideas, el mismo Fray Bartolomé de Las 
Casas narraba, apuntando acerca de los suicidios colectivos, como 
ejemplo máximo de la devastación y desestructura cultural de los 
pueblos indígenas, completamente sometidos, despojados de cuanto 
les dotaba de sentido y obligados a asumir un rol en la nueva sociedad 
colonial: 


Salido el padre fray Gutierre con su compañero y el clérigo Las casas de la 
isla de Cuba, cresció la crueldad inhumana que los nuestros usaban con 
las gentes della cada día más y más; los opresos indios, viéndose cada día 
morir, comenzaron a huir de las minas y de los otros trabajos en que los 
mataban de pura hambre y contino y excesivo tormento y trabajo; los 
españoles, que para los 
tener siempre en servicio 
clavados no les faltan 
medios y mañas, procuraron 
de por muchas maneras 
irlos a montear; entre otras, 
comenzaron a criar lebreles 
y perros bravos que los 
despedazaban, de los 
cuales, por huir e no vellos, 
vivos se enterraran. 

Pasábanse huyendo a las 
isletas de que la isla está 
cercada de una parte y de 
otra, digo de la del Sur y del 
Norte, que dijimos llamarse 
el Jardín de la Reina y el 
Jardín del Rey, de donde los 
traían, y trayendo los 
afligían, angustiaban y amargaban y ejercitaban en ellos, para que 
escarmentasen y no se huyesen, castigos y crueldades extrañas. Viéndose 
los infelices, aunque inocentes, que por ninguna parte podían remediar ni 
obviar su perdición, ni de la muerte y muertes dobladas tan ciertas y 
horrendas escaparse, acordaron de ahorrar al menos de la una, que por ser 
tan luenga tenían por más intolerable, y ésta era la vida, que muriendo 
vivían, amarga, por salir de la cual comenzáronse a ahorcar; y acaecía 
ahorcarse toda junta una casa, padres e hijos, viejos y mozos, chicos y 









Ramiro Alfonso Gómez Arzapalo Dorantes 


grandes, y unos pueblos convidaban a otros que se ahorcasen, porque 
saliesen de tan diuturno tormento y calamidad. Creían que iban a vivir a otra 
parte donde tenían todo descanso y de todas las cosas que habían 
menester abundancia y felicidad, y así sentían y confesaban la inmortalidad 
del ánima; y esta opinión por todas las Indias la habernos hallado, lo que 
muchos ciegos filósofos negaron 6 . 


Y en otra parte apuntaba: 



Acaeció en estos días un señalado caso 
y fué aqueste: que saliendo cierto 
número de indios de casa o estancia o 
de las minas de cierto español que los 
tenía encomendados, afligidos y 
desesperados, con determinación de 
todos en llegando a su pueblo se 
ahorcar, entendido por él, va corriendo 
tras ellos y con mucha disimulación, ya 
que estaban aparejando sus sogas, 
díceles: Buscádme para mí una buena 
soga, porque me quiero ahorcar con 
vosotros, porque si vosotros os 
ahorcáis, ¿para qué quiero yo vivir sin 
vosotros acá, pues me dais de comer y 
me sacais oro? Quiero irme allá con 
vosotros, por no perder lo que me dais. 

Los cuales, creyendo que aun con la 
muerte no lo podrían desechar, sino que 
en la vida otra los había de mandar y 
fatigarlos, acordaron de no se matar, 
sino por entonces quedarse. 

Finalmente, destas y otras muchas maneras fatigados y trabajados, al cabo 
los destruyeron y acabaron, harto más presto que en otras partes, y quedó 
aquella isla como ésta y las otras despoblada como está 7 . 


Así pues, queda claro el dramatismo de la situación de aquél 
contexto para los pobladores indígenas: el suicidio colectivo empezaba 


6 Fray Bartolomé de Las Casas, Historia de las Indias, t. III, p. 103-104. 











Implicaciones del antecedente indígena en el acontecimiento guadalupano 


a practicarse como posibilidad de evasión y resistencia frente a la 
violenta imposición colonial. Es en este contexto que el culto indígena 
a la Virgen de Guadalupe cobra un fuerte significado de resistencia 
cultural indígena que por un lado se somete a la imposición cristiana, 
pero también la reformula para apropiársela culturalmente, dejando de 
ser una propuesta religiosa exógena para transformarse en una 
vivencia cultual endógena. ¿Cómo no ver en Guadalupe un símbolo 
que salvó culturalmente ciertas distancias insalvables? 

En este sentido, cabe mencionar que -desde la unilateralidad 
plena de la visión de los colonizadores- todo intento de resistencia por 
parte del mundo indígena, fue visto como algo negativo y que 
necesariamente tenía que ser aplastado, desde este punto de vista 
bien señala Fernando Mires: 


La tesis de castigar pecados daba la ventaja de ser muy amplia, tanto, que 
dentro del concepto de pecado podía tener cabida todo lo que los 
conquistadores consideraran como tal. Cualquier señal de resistencia; 
cualquier gesto de rebelión, podía ser visto como un pecado. Cualquier 
actividad que los indios hicieran podía ofender a Dios y, dada la simbiosis 
existente entre evangelización y conquista, ofender de paso al rey. 
Llevando la lógica de castigar pecados a sus últimas consecuencias, 
tenemos que la propia existencia de los indios constituía un pecado, y por lo 
tanto debían pagarlo con sus vidas 8 . 


“Fernando Mires, En nombre de la cruz. Discusiones teológicas y políticas frente al holocausto de los indios 
(período de conquista), DEI, Costa Rica, 1989. p. 54. 




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Especialmente en lo tocante a la 
religión cabe señalar lo que dice Robert 
Ricard: “[...] Pero hubo también una 

resistencia basada en motivos netamente 
religiosos y demasiado vehemente, por 
muy disimulada que fuera... Con más 
frecuencia se manifestaba una resistencia 
consciente y definida. No cesan de 
quejarse de ello los obispos. En una carta 
de 30 de noviembre de 1537 los de 
México, Oaxaca y Guatemala piden al rey 
les autorice a tomar medidas rigurosas 
contra la idolatría, pues si en apariencia 
los indios han renunciado a ella, siguen de 
noche y en lo secreto adorando a sus 
viejos dioses y ofreciéndoles sacrificios”. 9 

La dulzura de las palabras que se 
ponen en boca de la virgen de Guadalupe 
en el Nican Mopohua contrasta 
fuertemente con las referencias a los indios en los documentos 
coloniales tempranos. Más allá de hacerse débil con los débiles es 
asumirse despreciada con los despreciados; no podemos olvidar la ya 



9 Robert Ricard, La conquista espiritual de México^ FCE, México, 1986, pp. 392-393. 











Implicaciones del antecedente indígena en el acontecimiento guadalupano 


antes mencionada marginalidad del culto guadalupano temprano, 
valorado y mantenido por los indígenas, despreciado y apenas 
solapado por los españoles ( Cfr . El apéndice del libro XI de la Historia 
General de las Cosas de la Nueva España de Sahagún donde justo en 
ese apéndice titulado ‘De supersticiones y hechicerías’ se refiere a 
Guadalupe, mostrando abiertamente su sospecha y animadversión por 
este culto). Esto se refleja claramente en los ya mencionados cultos 
bien diferenciados de la Virgen de Guadalupe como la Virgen de los 
Indios y la del santuario de Lago de Guadalupe (La Virgen de los 
Remedios en el actual municipio de Tlanepantla) referida como la 
Virgen de los conquistadores. Para mí la palabra clave en este 
proceso fue: dignidad. El uso de reverenciales en el lenguaje náhuatl 
se maneja bellísimamente en el relato del Nican Mopohua tanto de ella 
hacia él como de él hacia ella, en un contexto histórico donde los 
documentos contemporáneos se refieren al indio como perro, puerco, 
mono. Me parece un maravilloso binomio de reconocimiento y 
dignificación de la Virgen a Juan Diego, no solo como ente biológico 
singular, sino como ente cultural, así como de Juan Diego a la Virgen, 
en un contexto de dominio, donde de pronto el mensaje deja de ser 
exógeno para hacerse propio, pierde la extranjería para ser doméstico, 
aún cuando todo lo doméstico yacía del lado del demonio desde la 
polarización inicial de los frailes. 

En este punto es donde, hay que decirlo, suelen venir las 
grandes desavenencias con la parte institucional oficial. Hay 
problemas en el momento de reconocimiento de lo diverso, y los 
intentos de solución pueden quedarse cortos. Pareciera que 




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teóricamente se reconocen desde la oficialidad de la Iglesia las 
semillas del Verbo, pero al confrontarlas en campo, ya no son tales, 
sino más bien desviaciones, estorbos, paganías, etc. Me parece que la 
interculturalidad es la base en este punto, interculturalidad que implica 
poca epistemología y mucha actitud de vida, pasión por el otro, pasión 
en el más profundo sentido, padecer al otro, padecer su cultura, 
padecer su historia, para entender cómo Dios se coló allí en cada fase 
de su historia, entender cómo se configuró Dios en ese contexto y 
poder así entablar un diálogo. Ese es el milagro guadalupano. 

Parecen principios tan simples, obvios y básicos que hasta 
parece un poco tonto decirlo... Entonces ¿por qué cuesta tanto 
seguirlos como norma operativa? Metido desde hace varios años en la 
formación de los estudiantes de filosofía y teología -este cuaderno es 
parte de esa interacción- ha resultado mi caballito de batalla esta 
cuestión, siempre he considerado que si tengo algo que aportar será 
por este lado , pero realmente es difícil convencer a la gente de que 
existe el otro, y su diferencia no es un crimen ni un pecado. En este 
sentido, la reciprocidad en la labor misionera (entendida como 
encuentro y no imposición) implica la humildad del enviado a vivir con, 
y no la noción colonial de dar todo porque ellos no tienen nada. Por 
eso mi mención anterior de la reciprocidad de reconocimientos: Juan 
Diego (indígenas nahuas)-Guadalupe. 



Implicaciones del antecedente indígena en el acontecimiento guadalupano 




La Virgen de Guadalupe en México: Reconfiguraciones 
Simbólico-Religiosas en el Devenir Histórico 

Consideraciones generales 

En Latinoamérica, la peculiaridad del proceso evangelizador implicó 
procesos culturales en las sociedades nativas que llevaron a una 
integración local del mensaje cristiano, reformulado desde los 
símbolos autóctonos, en una integración de ese mensaje en el 
proceso histórico propio de las culturas receptoras. Si se quiere, 
podría decirse que el mensaje cristiano se reformuló traduciéndose a 
un lenguaje entendióle, coherente y significativo de acuerdo al 
horizonte de sentido propio de las culturas indígenas, que -de esta 
forma- se apropiaron del cristianismo desde su propio proceso 
selectivo y dinámico que logró integrarlo en su mundo simbólico desde 
su propio lenguaje religioso y entendimiento ancestral de lo sagrado. 
Félix Báez-Jorge en su libro: Entre los naguales y los santos 1 , aporta 
en primera instancia, un sugerente ángulo de interpretación frente al 
complejo proceso de evangelización de los indios en los inicios de la 
Colonia. No se trata ni del éxito de la tabula rasa, que los frailes 
pretendían, ni tampoco de una máscara de cristianismo que los indios 
tejieron para ocultar su religión prehispánica y preservarla tal cual, 
inamovible e impermeable. Ante estos extremos, Báez-Jorge sugiere 
considerar los términos de refuncionalización y reelaboración 


1 Cfr. Báez-Jorge, Félix, Entre los naguales y los santos. Xalapa, Universidad Veracruzana, 1998. 


29 



Implicaciones del antecedente indígena en el acontecimiento guadalupano 


simbólica, en un contexto social e histórico determinado. Para el caso 
que tratamos en este breve escrito resulta altamente sugerente, pues 
permite interpretar una realidad social sin dejar de considerar la 
existencia y empuje de los grupos subalternos. La imposición desde la 
hegemonía, encuentra en los grupos sometidos una respuesta 
dinámica donde se generan estrategias de refuncionalización 
simbólica, que por un lado, le dejan vivir en el nuevo contexto en que 
se halla inmerso, y por el otro lado, le posibilitan la continuidad 
histórica y cosmovisional. 

Modelo de evangelizadon en el s. XVI: La Tabula Rasa 
La implantación del cristianismo entre los indígenas americanos, a 
través de los frailes provenientes de España, se efectuó en la 
unilateralidad plena que el momento histórico asumía. Cualquier 
consideración a lo que hoy llamamos “cultura”, o más aún, cualquier 
orientación que apuntara hacia la interculturalidad, están ausentes, 
dados los alcances mismos de la reflexión teórica y desarrollo 
conceptual para aquella época y ubicación histórica. 

El proyecto evangelizador se realizó con un modelo único: la 
tabula rasa, que pretendía -valga la metáfora- la completa demolición 
de las culturas nativas, para que desde el terreno llano resultante, 
poder edificar -sin ningún estorbo ni escollo- el cristianismo. 

Obviamente, la ejecución de este proyecto lleva implícitas varias 
ideas centrales que lo posibilitan, en primerísimo lugar, la convicción 




Ramiro Alfonso Gómez Arzapalo Dorantes 


absoluta de que lo propio está centrado en absolutos incuestionables 
que hacen la particularidad de lo propio equivalente a Lo Humano en 
general. Esto genera una peculiar posición frente a los otros (aquellos 
fuera del ámbito del “nosotros”) en la cual todo aquello que no se 
refleje en el propio espejo es malo en sí mismo, pues no se adapta al 
modelo de lo bueno. Todas las diferencias son, así, calificadas 
moralmente. Desde esta óptica, el otro será humano, únicamente en la 
medida que ciertos aspectos de su forma de vida se dibujen opaca y 
fantasmagóricamente en el espejo de lo propio. Todo aquello que no 
tenga cotejo con mi propia forma de vivir, pensar, creer, celebrar, 
puede y debe ser rechazado pues atenta contra el modelo absoluto de 
Lo Humano, Lo Bueno, Lo Decente, Lo Valioso. Hoy en día, hacemos 
irrumpir en la reflexión intercultural la cuestión relacional, desde dónde 
nos ubicamos y la posibilidad misma de que haya otros centros de 
ubicación, pero para el período que estamos tratando, el s. XVI en el 
contexto específico de la conquista, colonización y evangelización de 
la Nueva España, estos parámetros eran totalmente inexistentes. 

Sospechas frente al cristianismo asumido por los indígenas 
evangelizados 

Desde muy tempranas épocas de La Colonia, los frailes encargados 
de la evangelización de los indios, expresaron su desconfianza en los 
aparentes logros realizados en cuanto a la implantación de la nueva 
doctrina, pues las actitudes devocionales de los indígenas eran vistas 




Implicaciones del antecedente indígena en el acontecimiento guadalupano 


con mucho recelo, desconfianza y abierta sospecha. Fray Diego 
Durán, en el prólogo de su voluminosa Historia... refiere lo siguiente: 
“[...] muchos destos yndios que, como no están aun acavadas del todo 
las ydolatrias, juntan con la fee christiana algo del culto del demonio, y 
así tienen tan poco arrayada la fee, que con la mesma facilidad que 
confiesan y creen en un Dios, creran en diez si diez les dixessen que 
son.” 2 . De forma paralela, casi en los mismos términos expresaba su 
sospecha Motolinía cuando narra: 


Comenzaron a derribar y destruir ídolos, y a poner la imagen del Crucifijo, y 
hallaron la imagen de Jesucristo crucificado y de su bendita madre puestas 
entre los ídolos a hora que los cristianos se las habían dado, pensando que 
a ellas solas adorarían; o fue que, ellos como tenían cien dioses, querían 
tener ciento y uno; pero bien sabían los frailes que los indios adoraban lo 
que solían. Entonces vieron que tenían algunas imágenes con sus altares, 
junto con sus demonios y ídolos; y en otras partes la imagen patente y el 
ídolo escondido, o detrás de un paramento, o tras la pared, o dentro del 
altar, y por esto se las quitaron, cuantas pudieron haber . 3 


En este sentido, no podemos dejar de mencionar que el proceso 
de implantación del modelo religioso y cultural europeo entre los 
indígenas, necesariamente generó mecanismos ad intra de las 
culturas receptoras, que lejos de asumir indiscriminadamente todo lo 
que se les impuso, resignificaron creativa y activamente los nuevos 
elementos impuestos dando lugar a una expresión religiosa sui generis 


Fray Diego Durán, Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme. México, Consejo 
Nacional para la Cultura y las Artes, 2002. P. 13. 

3 Fray Toribio de Benavente Motolinía, Historia de los Indios de la Nueva España. México, Porrúa, 1995. P. 
22 . 





Ramiro Alfonso Gómez Arzapalo Dorantes 


que engarza partes de la nueva religión con su tradición religiosa 
ancestral. Con respecto a este punto, puede resultar ilustrativo y 
sugerente, lo expresado en el famoso Coloquio de los doce, donde se 
ponen en boca de los sacerdotes autóctonos las siguientes palabras 
en confrontación al mensaje de los frailes: 


Habéis dicho 

que no son verdaderos dioses los nuestros. 
Nueva palabra es esta, 
la que habláis 

y por ella estamos perturbados, 
por ella estamos espantados. 

Porque nuestros progenitores, 

los que vinieron a ser, a vivir en la tierra, 

no hablaban así . 4 


Y más adelante en el mismo texto se llega a la siguiente 
conclusión por parte de los indígenas, después de haber escuchado el 
abigarrado resumen de la doctrina cristiana: 


Tranquila, pacíficamente, 
considerad, señores nuestros, 
lo que es necesario. 

No podemos estar tranquilos, 
y ciertamente no lo seguimos, 
eso no lo tenemos por verdad, 
aun cuando os ofendamos. [...] 
Haced con nosotros, 

Lo que queráis. 

Esto es todo lo que respondemos, 


4 Fray Bernardino de Sahagún, Coloquios y Doctrina Cristiana. México, Universidad Nacional Autónoma de 


México, 1986. P. 149. 





Implicaciones del antecedente indígena en el acontecimiento guadalupano 


lo que contestamos 
a vuestro reverenciado aliento, 
a vuestra reverenciada palabra, 
oh señores nuestros . 5 

En este mismo sentido, fray Jerónimo de Mendieta escribe 
acerca de esa “obstinación” indígena: “[...] por doquiera que pasaba 
(Cortés) les hacía que destruyesen los templos e ídolos que en público 
parecían ... Mas en pasando, los indios luego los volvían a reedificar. 
Los frailes empero como cosa que impedía su ministerio, entendieron 
en desarraigar totalmente la idolatría” 6 . Queda claro que la pretensión 
de los frailes era construir una tabula rasa , donde no sobreviviera 
ningún vestigio de los antiguos cultos prehispánicos, pues eran vistos 
con desprecio como cosa demoniaca y expresiones de brutalidad y 
barbarie en un contexto cultural español que se consideraba 
indiscutiblemente superior a los “naturales”, totalmente etnocéntrico y 
con un fervor religioso completamente intolerante que se había 
desbordado en fechas recientes en España, dados los factores ya 
conocidos por todos de la expulsión de Musulmanes y judíos, además 
de la consolidación de su supremacía como bastión de la Cristiandad 
justo en época de la competitiva Reforma. Así pues, todo aquello que 
viniera de los parámetros culturales indígenas sería denigrado, como 
cuando el mismo Fray Jerónimo apuntaba: “[...] a cuánta bajeza viene 
el entendimiento humano, y cuánto se pervierte su lumbre natural por 


5 Ibidem, p. 155. 

6 Fray Jerónimo de Mendieta, Historia Eclesiástica Indiana, tomo I. México, Consejo Nacional para la 
Cultura y las Artes, 2002. P. 377. 





Ramiro Alfonso Gómez Arzapalo Dorantes 


falta de fe y de la gracia, pues viene a creer y tener por ciertos los 
desatinos y disparates que estos indios, siendo infieles, creían [...]” 7 . 

Los inicios de esa labor de indoctrinación debieron ser más que 
caóticos. El desconocimiento mutuo, la violencia ejercida, la 
imposibilidad de llegar a una traducción profunda de los contenidos 
religiosos expuestos sobre una tradición religiosa preexistente de cuño 
ancestral, generaron una dinámica de búsqueda acuciosa de 
aceptación y sometimiento indígena bajo una fiscalización de los 
frailes que lo único con lo que contaban para medir los parámetros de 
eficacia de su implantación doctrinal, era la observación atenta de los 
rituales celebrados entre los indígenas. En este sentido, el antes 
referido Fray Diego Durán recalcaba la imperante e impostergable 

[...] necesidad de saber de raíz los antiguos engaños y supersticiones, para 
evitar que esta miserable y flaca gente no mezcle sus ritos antiguos y 
supersticiones con nuestra divina ley y religión christiana; porque son tantos 
y tan enmarañados y muchos dellos frissan tanto con los nuestros, que 
están encubiertos con ellos, y acaece muchas veces pensar que están 
aviendo placer y están idolatrando y pensar que están jugando y están 
echando suertes de los sucesos delante de nuestros ojos, y no los 
entendemos, y pensamos que se desceplinan y estanse sacrificando [...]. 8 

Y parece ser que esta “idolatría” que se desarrollaba ante sus 
propios ojos y era solapada por no saber lo que estaba pasando, era 
lo que más mortificaba al fraile, pues lo repite insistiendo en esto más 
adelante: 



7 Ibidem, p. 179. 

8 Fray Diego Durán, Op. Cit., p. 15. 




Implicaciones del antecedente indígena en el acontecimiento guadalupano 


Y así erraron mucho los que con buen celo (pero no con mucha prudencia) 
quemaron y destruyeron al principio todas las pinturas de antiguallas que 
tenían; pues nos dexaron tan sin luz, que delante de nuestros ojos idolatran 
y no los entendemos en los mitotes, en los mercados, en los baños y en los 
cantares [...] en las comidas y banquetes [...] en el sembrar, en el coger, en 
el encerrar en las troxes, asta en el labrar la tierra y edificar las cassas; y 
pues en los mortuorios y entierros, y en los casamientos y en los 
nassimientos [...] y donde sobre todo se perfeccionaba era en la 
celebración de las fiestas [...] en todo mezclaban superstición y idolatría, 
hasta en irse a bañar al río [...]. 9 


Motolinía, por su parte, indicaba que: “Ya que pensaban los 
religiosos que con estar quitada la idolatría de los templos del demonio 
y venir algunos a la doctrina y baptismo, estaba todo hecho, hallaron 
que era mucho más lo que quedaba por hacer y vencer, hallaron lo 
mas dificultoso y que más tiempo fue menester para destruir, y fue que 
de noche se ayuntaban, y llamaban y hacían fiestas al demonio, con 
muchos y diversos ritos que tenían antiguos . 10 

En todo caso, se hace evidente que la forma en que los 
indígenas celebraban las fiestas religiosas -ya cristianas- era 
significativamente diferente a la forma como los españoles lo 
enseñaban o recomendaban. A fin de cuentas, se trataba de una 
expresión religiosa que a los ojos de los frailes ya no era tan aberrante 
y demoniaca como les parecieron los ritos de su época “de la 
gentilidad”. Había algo extraño, es cierto, pero mucho más cercano a 
un ámbito de lo tolerable y -aunque a regañadientas- permitido y 
solapado. 


9 Ibidem, pp. 15-16. 

10 Fray Toribio de Benavente Motolinía, Op. Cit., p. 72. 




Ramiro Alfonso Gómez Arzapalo Dorantes 


La Virgen de Guadalupe desde las referencias escritas de Sahagún. 
De la sospecha a la oficialidad 

La Virgen de Guadalupe, cuya aparición se data en 1531. Sin entrar 
en los pormenores de su historicidad y exactitud, es muy temprano en 
el s. XVI en el proceso evangelizador de estas tierras. Frente a esto, 
Fray Bernardino de Sahagún, uno de los máximos cronistas de 
aquellos tiempos, plasmaba sus sospechas en relación al culto del 
Tepeyac, cuando al final del libro XI, en el ápendice sobre 
supersticiones escribe: 


Cerca de las montañas se localizan tres o cuatro lugares en los que ellos 
solían ofrecer solemnes sacrificios, y a los cuales llegaban en peregrinaje 
desde los más remotos lugares. Uno de esos lugares está aquí en México. 
Es una pequeña colina llamada Tepeyac... ahora conocida como Nuestra 
Señora de Guadalupe. En este mismo lugar tenían un templo dedicado a la 
madre de los dioses, a quien llamaban Tonantzin, que significa “Nuestra 
Madre”. Allí se realizaban numerosos sacrificios en su honor... a los 
festivales asistían hombres, mujeres y niños... Las multitudes invadían el 
templo en esos días. La gente decía: “Vamos a la fiesta de Tonantzin”. Hoy 
la iglesia edificada allí está dedicada a Nuestra Señora de Guadalupe, a 
quien ellos llaman también Tonantzin, imitando a sus prelados, que decían: 
“Nuestra Señora Madre de Dios, Tonantzin”[...] Así que vienen desde muy 
lejos a visitar a esta Tonantzin tanto como antes; encontrándonos con que 
esta devoción es sospechosa, ya que en todas partes hay numerosas 
iglesias dedicadas a Nuestra Señora que ellos no visitan; sino que vienen 
desde los más remotos lugares precisamente a éste . 11 

En todo caso, los años han pasado y ¿qué hay ahora en el 
catolicismo mexicano más oficial y ortodoxo que la Virgen de 
Guadalupe? Como bien señala Félix Báez-Jorge en su libro Debates 


11 Fray Bernardino de Sahagún, Historia General de las Cosas de la Nueva España. México, Porrúa, 1992, p. 


704. 





Implicaciones del antecedente indígena en el acontecimiento guadalupano 


en torno a lo sagrado 12 , subyace en estos planteamientos la firme 
convicción de que el ámbito de lo sagrado tiene cimientos terrenales, 
los cuales se configuran históricamente, por lo que no es posible 
ignorar esa configuración y determinación histórica en la aproximación 
teórica a lo sagrado. 



Imagen tomada de: 

https://elpositivoags.files.wordpress.co 
m/2010/05/estandarte_hidalgo_2.jpg 
Consultado el 23 de mayo de 2018 


Cfr. Félix Báez-Jorge, Debates en torno a lo sagrado. Universidad Veracruzana, Xalapa, 2011. 





Ramiro Alfonso Gómez Arzapalo Dorantes 


No podemos olvidar, en este sentido, la configuración histórica 
que se dio en lo que hoy es México, como territorios donde convivían 
de una u otra forma distintos grupos étnicos que se interrelacionaban 
entre sí de maneras asimétricas, donde había algunos de esos grupos 
que detentaban el poder hegemónico, generando alianzas de distinto 
tipo entre los diferentes grupos indígenas. En ese contexto general, se 
impone -con distintos niveles de violencia- un modelo completamente 
diferente, impuesto de manera vertical por el nuevo detentor del poder 
hegemónico: el colonizador español, con dos fuertes brazos para 
imponer el nuevo modelo: las autoridades gubernamentales 
directamente sujetas a la Corona y la iglesia. 


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Alegoría de 

la 

Virgen 

de 

Guadalupe. 


1922-1923. 


Encáustica. 


Fermín 


Revueltas, 


Colegio de 

San 

Ildefonso. 


Fotografía 

del 

autor. 






Implicaciones del antecedente indígena en el acontecimiento guadalupano 


Si consideramos este precedente, entenderemos mejor que el 
desprecio y nulificación de las formas autóctonas de religiosidad, no se 
dio como algo ocasional y esporádico, sino en un sistemático proyecto 
de desarticulación del sistema de creencias y prácticas rituales en los 
diferentes grupos indígenas. El presupuesto ideológico para justificar 
este proceso, lo daba la idea de un Dios único y verdadero, absoluto, 
lo cual significaba que no hay cabida para la duda de que lo que se 
hace es correcto. Dios se convirtió en el garante de este proyecto, a 
través de su única mediación terrenal oficialmente aceptada: la iglesia. 

Como proyecto social, la iglesia -durante la Colonia- atacó de 
manera continua toda manifestación de religiosidad que no encuadrara 
con la propuesta oficial, descontextualizando a las divinidades 
autóctonas de sus propios ámbitos operativos y sus funciones 
específicas en interacción con la naturaleza, la sociedad humana, los 
fenómenos atmosféricos, etc. Se prohibieron “los demás dioses” 
nominal e iconográficamente, pero sus funciones, ámbitos de dominio 
e interacción social con el hombre y el cosmos fueron aspectos que - 
en muchos casos- pasaron desapercibidos ante la mirada vigilante del 
clero colonial. 

Aparentemente los “falsos dioses” habían sido derrotados, 
destruidas sus imágenes, prohibida su invocación. Pero más allá de lo 
nominal e iconográfico, esas funciones, ámbitos de dominio e 
interacción social con el hombre y el cosmos de éstos entes divinos 
“derrotados”, fueron reformulándose y resignificándose en aquellos 



Ramiro Alfonso Gómez Arzapalo Dorantes 


personajes sagrados que, con el nuevo orden social impuesto, sí 
gozaban de carácter oficial: los santos. 

Así, moviéndose siempre entre la resignación, la imposición, la 
indoctrinación, la alarma, el escándalo, el paternalismo y la vigilancia 
casi policial, la Iglesia Católica ha observado a lo largo de la historia 
los movimientos y actitudes de la religión popular. 

En el momento en que alguna manifestación religiosa popular 
puede ser usada para los fines perseguidos por la religión oficial, es 
incorporada de alguna manera al ámbito institucional apoyado por la 
jerarquía eclesial. Así, a pesar de los conflictos que pueda tener la 
instancia hegemónica con lo popular, se vale de aquello que puede 
redituarle en beneficio propio. 



Implicaciones del antecedente indígena en el acontecimiento guadalupano 



Rufino Tamayo. Virgen de Guadalupe. Tomada de: 
http://www.cultura.gob.mx/noticias/descargar/c-7660-muestran-los-simbolos-de-mexico- 
creados-en-el-arte-a-traves-de-su-historia..html (Consultado el 13 de septiembre de 2017). 




Este Cuaderno se terminó el 20 de agosto de 2018. El autor es responsable de lo que 
expresa. Esta colección pretende guardar memoria de los aportes reflexivos más 
sobresalientes entre alumnos y profesores de las asignaturas en Filosofía, Teología, 
Antropología, Sociología, Historia, Fenomenología de la Religión, etc. que sean pertinentes 
a la reflexión sobre la Religiosidad Popularen México. Está abierto a la inclusión de 
cualquier docente Interesado que involucre a sus estudiantes sin importar su adscripción 
institucional o escuela donde imparta su cátedra. Se divulga libremente en formato 
electrónico, sin ningún fin de lucro, en ánimo de contribución académica e intelectual a 
todo aquél que pueda estar interesado. Se permite la difusión y citación, respetando las 
debidas referencias que den crédito a los autores de los textos. 

El medio de difusión propio de esta Colección, bajo el sello de "Senda Libre", será la 

página: 

http://www.bibliotecavirtualdereligionpopular.com/ 

Perteneciente al: 

Grupo Interdisciplinar de Estudios e Investigaciones sobre Religión Popular.